PSICOANÁLISIS
Un psicoanalista puede atender a un paciente que tiene una pregunta sin respuesta.
Esto puede manifestarse con la forma de síntomas diversos (fobia, depresión, hipocondría, etc.), dificultades para vivir o sentimientos que no se comprenden.
También es posible que el futuro paciente analizado, cuando llega a la consulta, ya sea consciente de ciertas dificultades recurrentes, de la repetición de ciertos sufrimientos, de la evitación, del acting out, etc. Es decir, que la intuición de la acción de elementos inconscientes ya haya sido percibida y que un deseo de análisis ya se estuviera preparando desde algún tiempo. Eso, hasta el punto de ya no soportar estar alienados a una angustia que, sabemos, toca lo íntimo. Los puntos de partida de un psicoanálisis son tan numerosos y singulares como los propios analizantes.
El psicoanálisis revela la parte inconsciente de cada ser humano. Síntomas como los lapsus linguae y los actos fallidos se entienden como manifestaciones de esta dinámica inconsciente. El psicoanálisis permite resolver los conflictos inconscientes para que estos síntomas dejen de tener razón de ser.
LA REGLA FUNDAMENTAL DE LA ASOCIACIÓN LIBRE
Se pide al paciente analizado que no rechace nada de lo que le venga a la mente y, por lo tanto, que hable con la mayor libertad posible. En este sentido, el tratamiento es también un periodo en el que se fomenta mucho el recuerdo de los sueños y su narración. Los sueños y la asociación libre asociada a ellos ayudan a levantar la represión. Por eso Freud decía que los sueños no sólo eran los guardianes del sueño, sino también "el camino real hacia el inconsciente".
Esta simple regla permite, con el dispositivo analítico del diván-sillón, favorecer la emergencia sucesiva de los deseos inconscientes a través de la transferencia. La enseñanza de Lacan deja claro que al hablar el sujeto no sabe lo que dice, y esto es precisamente lo que la experiencia del psicoanálisis revela al analizado. La asociación libre, el habla, la llamada "talking cure", lo pone en contacto con las manifestaciones de un inconsciente "estructurado como un lenguaje". Se produce una especie de desciframiento más o menos desordenado, que despeja los contenidos reprimidos, y los diferentes nombres de los síntomas cambian progresivamente de trazo y de sonido.
El paciente analizado, al darse cuenta de que no sabe lo que dice, empieza a escucharse cada vez mejor en el diván... Entonces es cuando la cura está en marcha.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
¿Qué sentido tiene asociar libremente los sueños en psicoanálisis? ¿Por qué son tan importantes estos fenómenos oníricos?
Fue Sigmund Freud quien puso por primera vez el dedo en una técnica esencial: la interpretación de los sueños como vía de acceso al conocimiento inconsciente.
Durante el sueño, nuestra psique está ocupada por un fenómeno que escapa a cualquier intento de control por parte del ego: el sueño. Según Freud, debemos la formación de nuestros sueños a los pensamientos y acontecimientos del día anterior, a los diversos elementos de nuestra vida y a nuestros recuerdos infantiles, incluidos aquellos a los que no tenemos acceso en nuestro estado consciente.
Aunque algunos soñadores no recuerdan sus sueños, todo el mundo sueña. Si algunos sueños se olvidan, es porque están reprimidos.
Si el sueño puede parecer extraño al soñador, es precisamente porque contiene conocimientos a los que el soñador no tiene acceso conscientemente. A pesar de la extrañeza, es el soñador quien ha tenido el sueño, el autor del mismo.
Pero los sueños pueden interpretarse, y Freud nos ofrece una técnica clara. Antes de desvelarla, y para captar su significado, es esencial reconocer que sólo el soñador posee la clave para interpretar su sueño. No existe una rejilla de lectura universal que suponga una matriz común de símbolos oníricos.