Desmitificar la terapia: expectativas y realidades

Metaesquema Helio Oiticica
Desmitificar la terapia: expectativas y realidades

Es común que los pacientes tengan ideas preconcebidas sobre la terapia. Existen ciertas expectativas que no siempre corresponden a la realidad de la psicoterapia.
En primer lugar, es esencial entender que el psicólogo no tiene todas las respuestas y no puede resolver todos los problemas por sí solo. El psicólogo no posee soluciones mágicas y es posible que no tenga todo el conocimiento. Los avances y las respuestas se construyen juntos a lo largo del proceso terapéutico. El papel del psicólogo puede ser visto como el de una herramienta de reflexión para los pacientes.

En otras palabras, es la colaboración entre el paciente y el terapeuta la que conduce al cambio, a las soluciones y al crecimiento personal. Esto implica que el paciente debe estar dispuesto a comprometerse activamente en este trabajo.

Además, es importante no abordar la terapia con una mentalidad de rendimiento. Si se espera resolver un problema en solo unas pocas sesiones, se corre el riesgo de quedar decepcionado. Es difícil predecir, y aún más garantizar, el número de sesiones necesarias para aliviar los síntomas. Sin embargo, el simple hecho de comenzar una terapia ya puede aportar cierto alivio, ya que hablar de los problemas puede ser liberador. Es esencial recordar que la terapia es un proceso que toma tiempo e implica idas y venidas en la reflexión, la repetición y la aceptación. Por lo tanto, no se debe esperar revelaciones repentinas o resultados rápidos; se trata más bien de un camino continuo. Algunas sesiones serán más difíciles, otras más suaves, pero el trabajo terapéutico continúa incluso fuera de las sesiones.

También es crucial no percibir al psicólogo como un simple maestro de conceptos teóricos. Aunque el psicólogo pueda simplificar ciertos conceptos o explicar lo que está ocurriendo, su papel no se limita a la psicoeducación. El psicólogo necesita la participación activa del paciente para que el trabajo sea efectivo. A menudo se prefiere un enfoque interactivo, en el que el psicólogo reacciona a lo que dice el paciente, hace preguntas y lo ayuda a explorar ciertos puntos. Sin embargo, es el paciente quien debe desarrollar su reflexión. El ritmo de la terapia se adapta a cada situación, y los silencios durante las sesiones también pueden desempeñar un papel importante al permitir la reflexión.

Finalmente, es esencial acudir a la terapia con una solicitud clara o una necesidad precisa. La motivación para consultar debe venir de la propia persona. Si el proceso es impuesto por otra persona, el trabajo terapéutico será menos efectivo. Por lo tanto, es crucial querer participar activamente en este proceso. Sin embargo, este enfoque generalmente está motivado por un estado de malestar, que suele ser la razón principal. Otras razones, como el deseo de comprenderse mejor, de hablar con una persona neutral, o de reflexionar sobre la vida y las decisiones personales, son añadidos valiosos que pueden enriquecer y profundizar el trabajo terapéutico.

Catalina Navas Sánchez Vizcaíno: « Desde mi práctica como psicoterapeuta y psicoanalista, ubicada en el barrio de Chamberí en Madrid, ofrezco un trabajo terapéutico adaptado a cada paciente, para acompañaros en vuestro proceso de comprensión y resolución de vuestras dificultades psicológicas. »

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