El apego: fundamento de nuestras relaciones.
El apego: fundamento de nuestras relaciones.
El apego es un concepto psicológico desarrollado por John Bowlby en la década de 1950, que se refiere al vínculo afectivo y emocional entre los individuos. Más específicamente, se trata de una base relacional, un vínculo profundo que se forma entre un niño y su figura de apego, es decir, la persona que lo cuida. Este vínculo se caracteriza a menudo por sentimientos de seguridad, comodidad y confianza. Existen dos grandes categorías de apego.
Cuando un niño está rodeado de una figura de apego que está disponible para él, que responde adecuadamente a sus necesidades de manera estable y duradera, desarrolla un apego seguro. Este término no se limita a la noción de seguridad, sino que también incluye la satisfacción en las interacciones y el placer de estar en relación con esta figura de apego. Los niños con apego seguro suelen ser más confiados, más independientes en su vida cotidiana y capaces de explorar su entorno y de conocer nuevas personas con plena confianza. Al crecer, se convierten en adultos que pueden aceptar más fácilmente las críticas sin desvalorizarse, soportar mejor las separaciones, enfrentar lo imprevisto sin demasiadas dificultades, pedir ayuda, aceptar cumplidos, confiar en los demás y regular sus emociones de manera eficaz. Al no dejarse abrumar por sus emociones, su reflexión permanece clara y no se ven invadidos por pensamientos negativos o inseguros.
Por el contrario, cuando un niño no puede contar con la disponibilidad y la sensibilidad de sus figuras de apego, se vuelve más ansioso, más dependiente, y desarrolla estrategias en función de los tipos de interacciones que ha conocido para enfrentarse a un entorno disfuncional e inseguro.
Se distinguen tres tipos de apego inseguro: ansioso, evitativo o desorganizado.
El apego ansioso, también llamado preocupado o ambivalente, se manifiesta cuando las necesidades del niño no han sido completamente satisfechas de manera regular y confiable, y cuando el entorno emocional y afectivo es demasiado inestable. Este esquema relacional complica las relaciones de amistad o amorosas, ya que las personas con apego ansioso suelen tener miedo al rechazo y al abandono, y les cuesta confiar en los demás. Su estrategia consiste en aferrarse a los demás para no perderlos, buscando así mantener el máximo de vínculo y control sobre la relación. La idea es no ser olvidado. Estas personas pueden ser exigentes, incluso invasivas, y demandan mucha atención, amor, afecto y reconocimiento para disminuir su ansiedad. Sienten angustia al estar solas y tienen dificultades para regular sus emociones. También pueden ser impulsivas en las relaciones, muy táctiles y fusionadas, a veces centradas en sí mismas. La separación es difícilmente concebible y los celos están frecuentemente presentes. En psicología, a veces se habla de dependencia afectiva o, en casos más graves, de trastorno de la personalidad dependiente.
En el caso del apego evitativo, la estrategia aprendida consiste en mantener a los demás a distancia. Esta estrategia a menudo proviene de un entorno impredecible e inestable, donde la figura de apego es insensible e incoherente en sus respuestas a las necesidades del niño, como en casos de conflictos familiares, traumas o diversas perturbaciones. Estos niños aprenden a arreglárselas solos, pero sobre todo a no expresar sus emociones y necesidades, ya que nunca han sido tomadas en cuenta, validadas o aceptadas. Evitar o minimizar las relaciones se convierte en una forma de protección de sí mismo y de sus emociones. Las relaciones, por lo tanto, son poco comprometidas, con una búsqueda de distancia física y afectiva. Estas personas a menudo son descritas como frías, desapegadas y poco inclinadas a compartir sus sentimientos. Invierten más en los objetos y tienen una capacidad de ensoñación bien desarrollada.
El apego desorganizado se caracteriza por la ausencia de una estrategia de adaptación (como ser evitativo o dependiente) en los grandes momentos de estrés. Esto resulta en un apego contradictorio y desorganizado, con una doble activación: un sistema de defensa y evitación se activa al mismo tiempo que una necesidad de dependencia y vínculo con el otro, sin saber cómo buscar o pedir ayuda y apoyo. Hay una necesidad de vínculo, pero un miedo extremo a ese vínculo. Los demás son tanto necesarios como amenazantes. Este funcionamiento desorganizado es muy estresante, ya que la persona nunca se siente segura en su inseguridad. Este tipo de apego a menudo se asocia con otros trastornos psicológicos y psiquiátricos.
Catalina Navas Sánchez Vizcaíno: «Desde mi práctica como psicoterapeuta y psicoanalista, ubicada en el barrio de Chamberí en Madrid, propongo un trabajo terapéutico adaptado a cada paciente, para acompañarte en la comprensión y resolución de tus dinámicas de apego. Mi objetivo es ayudarte a desarrollar relaciones más seguras y equilibradas, trabajando en las emociones, los comportamientos y los patrones relacionales derivados de tu historia personal.»